Las familias durante la Revolución. Una observación hacia los matrimonios de la élite en México
- Estela Muñoz
- 28 abr 2024
- 6 Min. de lectura

Este artículo surge del interés en los matrimonios tanto en Baja California como en Jalisco, ya que las historias familiares, al ser vastas, heterogéneas y plurales, contienen una gran memoria en la historia de México.
Afortunadamente, en este país la familia es un núcleo de suma importancia en la sociedad, ya que se le atribuye la conservación de costumbres, tradiciones, entre otros aspectos, tanto en los estados de Jalisco y Baja California, como en México en general. Desde la época colonial, han existido matrimonios arreglados como una estrategia para fortalecer los lazos sanguíneos y garantizar beneficios generacionales a través de las uniones matrimoniales. Para que las familias pactaran estos matrimonios, era esencial contar con poder político y económico, lo que les proporcionaba una destacada posición en la sociedad.
Con la llegada de la Revolución Mexicana, se generaron cambios tanto en la vida económica como social en todo el país, lo cual también afectó las dinámicas matrimoniales. En el caso de las uniones matrimoniales dentro de la élite, estas familias destacaban por su prestigio y poder. Para mantener su estatus y asegurar la continuidad del apellido, recurrían a matrimonios estratégicos, donde lo político, económico y social jugaban un papel crucial. Es importante señalar que dentro de la élite había diferentes rangos, por lo que no solo se consideraba el aspecto económico, sino el prestigio de la familia, lo que implicaba una cuidadosa selección de las parejas, evaluando todos estos aspectos. Aunque las clases sociales estaban bien diferenciadas, por un lado, la clase alta de la ciudad y los grandes hacendados, por el otro, la clase obrera y la campesina. El acto constitutivo de la familia era el matrimonio, aunque legalmente secularizado desde 1859, mantenía un carácter de vínculo religioso, no civil. La misma revolución trajo consigo crisis agrarias, lo que afectó a los hacendados, entre ellos cabe mencionar a las familias de poder que se dieron a la tarea de crear vínculos que favorecieran su poder social y prestigio.
Estas familias tejieron sus redes a lo largo de varias generaciones a partir de sus intereses en el comercio, en los poderes locales, en instituciones civiles como religiosas y en profesiones como la milicia y la política. Fueron familias prominentes que recurrieron a matrimonios estratégicos, diversificación de las inversiones, influencias políticas y participación en asociaciones.
EL PORFIRIATO
Durante este periodo, las uniones matrimoniales seguían siendo arregladas, con la participación de las familias en la elección de parejas. Las consideraciones económicas y sociales, que ya desde periodos anteriores ya se practicaban se seguían llevando a cabo, ya que las familias lo que buscaban era asegurar esta alianza estratégicas o estabilidad económica a través de las uniones. En el caso de varias familias que conformaban la élite, los matrimonios eran una de las estrategias a las cuales acudían para reforzar no solo el poder socioeconómico, sino también el prestigio y renombre de ésta. Es interesante resaltar esta parte, ya que dentro de la misma élite se formaba una cierta oligarquía, y no todos eran candidatos para casarse entre sí.
MATRIMONIOS DURANTE LA REVOLUCION
Ya que la misma revolución había traído las crisis agrarias, lo que afectó a los hacendados (hablando de familias del campo), entre ellos cabe mencionar a las familias de poder, muchas se dieron a la tarea de crear vínculos que favorecieran su poder social y prestigio. Estas familias tejieron sus redes a lo largo de varias generaciones a partir de sus intereses en el comercio, los poderes locales, las instituciones civiles y religiosas, así como en profesiones como la milicia y la política. Fueron familias prominentes que recurrieron a matrimonios estratégicos, diversificación de las inversiones, influencias políticas y participación en asociaciones.

Para una mejor comprensión de las prácticas que desempeñaban los matrimonios en la época, es necesario contextualizar la institución del matrimonio en el marco cultural. La unidad social básica sobre la cual se edificaba toda estructura social del México pre-revolucionario era la familia. Las alianzas matrimoniales eran clave para asegurar intereses económicos y políticos para quienes formaban parte de la élite, así como para cumplir aspiraciones de los ‘nuevos ricos’ de ascender a la élite tradicional establecida. Funcionaban como una estrategia para ampliar el patrimonio de una familia en el curso de las generaciones, al aumentar el capital y crear redes más amplias que entrelazaban diferentes “clanes” y fortalecían vínculos profesionales en determinados sectores.
En la sociedad mexicana, la religión desempeñó un papel importante en las familias de la élite, ya que la mayoría de ellas eran católicas y la Iglesia Católica tenía una influencia significativa en la sociedad mexicana en ese momento. La religión católica no solo era una parte integral de la identidad cultural de la élite, sino que también jugaba un papel en la legitimación de su poder y estatus social. En muchos casos, las familias de la élite mexicana se identificaban fuertemente con la fe católica y mantenían prácticas religiosas tradicionales en sus hogares, como la asistencia a misa, la celebración de festividades religiosas y la educación católica de sus hijos.

Durante la Revolución Mexicana, la relación entre la Iglesia Católica y el gobierno fue complicada, ya que la Iglesia era vista como un aliado de la élite conservadora y del antiguo régimen por algunos sectores revolucionarios. Esto generó tensiones y conflictos entre la Iglesia y los líderes revolucionarios, lo que también afectó a las familias de la élite mexicana que mantenían fuertes lazos con la Iglesia. La religión católica tuvo una gran importancia en las familias de la élite mexicana durante la Revolución Mexicana, tanto en su identidad cultural como en la legitimación de su poder y estatus social. La fe católica era un elemento central en la vida cotidiana y en las relaciones familiares de la élite, aunque también generaba tensiones con los cambios políticos y sociales de la época.
Alguna de las familias en Guadalajara:

Cuando hablamos de la élite de Guadalajara en los siglos XIX y XX, podríamos decir que estaba conformada principalmente por familias de origen español que tenían una gran influencia política, económica y social en la región. Estas familias controlaban la mayoría de las tierras y empresas más importantes de la ciudad, lo que les otorgaba un gran poder y prestigio. Entre las familias más destacadas de la élite de Guadalajara se encontraban los Escobedo, los Romero de Terreros, los Fernández del Valle, los Mier y Noriega, los Terrazas y los Álvarez del Castillo, los Corcuera, los Cuervo, entre otros. Estas familias eran propietarias de extensas haciendas, fábricas, comercios y bancos, lo que les permitía acumular grandes fortunas y disfrutar de un alto nivel de vida. La élite de Guadalajara también se destacaba por su participación en la vida política del país, ocupando cargos en el gobierno y manteniendo estrechas relaciones con las autoridades tanto locales como nacionales. Además, muchas de estas familias eran mecenas del arte y la cultura, apoyando a artistas y escritores locales y contribuyendo al desarrollo cultural de la ciudad.

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